sábado, 10 de febrero de 2024

Un puñal en el corazón.

Había una vez, en un reino lejano, una condesa llamada María Elena Luisa Báthory de Ecsed. Era conocida por su belleza insuperable: su cabello castaño caía en ondas hasta los hombros, sus ojos marrones irradiaban profundidad, sus labios lucían un carmesí encantador y su piel morena era suave como la seda. María Elena Luisa, o MEL como la llamaban sus seres queridos, estaba felizmente casada hacía cinco años con el apuesto príncipe Edgard de Borbón. A pesar del amor que compartían, MEL permitía que Edgard hiciera lo que quisiera, incluso tener fiestas excesivas, en un intento de no sofocar su libertad y, quizás, mantener viva la chispa del amor.

Sin embargo, con el tiempo, Edgard comenzó a distanciarse de MEL. Sus muestras de afecto disminuyeron y su atención se desvió hacia otras mujeres. MEL, desesperada por reconquistar su amor, intentó de todas las maneras posibles recuperar la conexión perdida. Pero sus esfuerzos fueron en vano cuando una noche descubrió a Edgard en flagrante adulterio. El dolor de la traición se clavó en su corazón como un puñal.

Desde esa noche fatídica, MEL cambió. Se sumió en un silencio profundo, sin expresar su angustia ni su desesperación. Decidida a enfrentar su dolor en privado, comenzó a salir del castillo todas las noches, regresando solo cuando la oscuridad envolvía el cielo. Este patrón se repitió una y otra vez, mientras MEL luchaba internamente con sus emociones.

Por su parte, Edgard comenzó a notar el cambio en su esposa. La vio distante, hostil y evasiva, lo cual despertó sus sospechas y avivó su orgullo herido. Convencido de que MEL le era infiel, decidió seguir sus pasos una noche, determinado a descubrir la verdad detrás de su comportamiento.

Sigilosamente, Edgard la siguió hasta una antigua iglesia. Observó desde las sombras mientras MEL entraba en el lugar sagrado. Confundido y desconcertado, se preguntaba qué podría llevar a su esposa a buscar refugio en ese lugar en medio de la noche. Con el corazón latiendo con fuerza en su pecho, se aventuró tras ella, decidido a obtener respuestas.





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